Sandra Melgarejo / Imagen: Miguel Fernández de Vega. Madrid
“Para hacer una buena educación no es necesario saber absolutamente nada de neurociencia”. Ahora bien, tras esta afirmación, Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencia y la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha detallado diez sugerencias prácticas avaladas por la neurociencia que pueden ayudar a mejorar el aprendizaje en cualquier nivel educativo.
¿Qué ocurre en el cerebro cuando aprendemos?
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“El cerebro cambia cuando aprendemos, pero solo cuando el educador sabe establecer las conexiones adecuadas para un buen aprendizaje”, ha comentado el especialista durante su participación en la VII Jornada Educativa de la Fundación Educación Activa, celebradas recientemente en Madrid.
Morgado ha afirmado que “la educación es un mundo complejo y heterogéneo” y que “cada nivel tiene su dificultad”. Respecto a los Informes PISA, que suelen “dejar mal” a los estudiantes españoles, el catedrático se ha mostrado “escéptico” porque considera que “no todo el que obtiene malos resultados en estas pruebas lo hace mal siempre”. “Ya está bien de desmoralizar a nuestros educadores”, ha reclamado.
Preparación para aprender
Los tres primeros consejos que ha dado Morgado son un ‘fondo de armario’ que prepara al cerebro para aprender bien:
1. Evitar las dietas abundantes en grasas saturadas: “También son malas para el cerebro, no solo para el colesterol. Dificultan la conexión entre las espinas dendríticas (claves en el aprendizaje y la memoria) y las neuronas”.
2. El sueño potencia el aprendizaje y la memoria: “Cuando dormimos, el cerebro está trabajando, tanto o más que cuando estamos despiertos. El sueño repara la función neuronal, reproduce la actividad del cerebro que ha tenido lugar cuando aprendemos y aumenta la neurogénesis (el nacimiento de nuevas neuronas). Si has dormido bien, tienes el cerebro preparado para aprender y, si duermes después, el sueño refuerza la memoria. Por el contrario, el sueño de baja calidad (con muchas interrupciones) altera la memoria”.
Diferencias entre memoria implícita y memoria explícita.
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3. Practicar deporte y actividades físicas diversas: “Disminuye el estrés y mejora el aprendizaje en tareas ejecutivas (pensar, razonar, tomar decisiones, etc.). 30 minutos de bici o de carrera son suficientes para procesar la información con más velocidad. Cuando nos movemos, las neuronas fabrican factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), una sustancia que necesitan para funcionar y que funciona como una especie de lubricante”.
Claves para interiorizar lo aprendido
4. Empezar por lo que más motive: “Facilita la memoria. La emoción es el mecanismo que utiliza el cerebro para seleccionar lo que recordamos o lo que olvidamos. La emoción libera hormonas, como la adrenalina y el cortisol, y activa la amígdala”.
5. Guiar el estudio con preguntas: “Plantear la resolución de casos, como los detectives, permite reunir mucha información, compararla y hallar la respuesta. Esto orienta la búsqueda de material, reduce el tiempo perdido, aumenta la memoria a largo plazo y genera autonomía para aprender”.
6. Entrenamiento en memoria de trabajo: “Aumenta la actividad en las regiones prefrontal y parietal del cerebro. Hay una correlación positiva entre la actividad cortical relacionada con la memoria de trabajo (información que somos capaces de retener para pensar, razonar y tomar decisiones) y la inteligencia general”.
¿Cómo preparar el cerebro para aprender?
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7. Practicar sistemáticamente el recuerdo y la reconstrucción de lo aprendido: “repasar lo aprendido por escrito o en voz alta ayuda a descubrir lo que se va asimilando y lo que no”.
8. Inmersión temprana y práctica frecuente en múltiples lenguas: “Dignificar el multilingüismo mejora también la inteligencia social. La música también es extraordinaria”.
9. La lectura es el mejor gimnasio para el cerebro: “Activa todas las áreas del cerebro. Es fundamental educar en la lectura a todos los niveles. Además de la cultura que da, hace mejores personas”.
10. Exámenes orales: “Generan una forma de aprender muy especial porque, cuando te expresas oralmente, tienes que comprender lo que estás explicando. Incita a un tipo de estudio que permite que el alumno aprenda a expresarse y genera una memoria muy potente a largo plazo”.
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