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Edición nº6 | Lunes, 25 de febrero de 2013  |  Hemeroteca
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EN EL HOSPITAL
DR. CELSO ARANGO, JEFE DEL SERVICIO DE PSIQUIATRÍA DEL HOSPITAL GREGORIO MARAÑÓN DE MADRID
“Algunos padres tienen sentimiento de culpabilidad; otros se implican poco”
“Tendemos a recalcar la actitud negativa del niño, se siente minusvalorado, por lo que es fundamental trabajar el refuerzo positivo”

Redacción. Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
“La formación de los padres y familiares de un niño con TDAH es fundamental a la hora de abordar el trastorno”, según ha indicado el Dr. Celso Arango, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Además, es el director científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y recientemente ha sido nombrado director de la ‘Cátedra Alicia Koplowitz-Universidad Complutense de Madrid de Psiquiatría Infantil’.

Dr. Celso Arango, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

El Dr. Arango ha explicado que “en las consultas de Psiquiatría Infantil de este hospital, un gran porcentaje de los nuevos casos atendidos tienen el diagnóstico de trastorno por déficit de atención e hiperactividad”. En el hospital intentamos tratar los casos más complejos, aquellos que por diferentes motivos no han podido ser tratados en los centros ambulatorios, ya sea por dificultad en el diagnóstico diferencial o por falta de respuesta al tratamiento”.

Según ha indicado, los padres “muchas veces no tienen ningún tipo de información previa, sino que vienen a la consulta porque sus hijos tienen un mal rendimiento escolar y en el colegio les han dicho que el niño se porta mal”. “Estos niños tienen una serie de síntomas que no son capaces de encajar todos juntos. Debemos explicarles que su comportamiento se debe a un trastorno conocido que afecta a muchos niños, que hay un tratamiento ya sea psicopedagógico y/o farmacológico, y que se les puede ayudar”.

“Algunos padres llegan con sentimiento de culpabilidad, creen que no han hecho lo que deberían hacer”, ha indicado este especialista, quien también se encuentra casos en los que ocurre lo contrario: “Otras veces vemos que la falta de implicación en el tratamiento y seguimiento de las pautas, si bien no son la causa, sí pueden empeorar el pronóstico”. Para todos los casos, la formación “es fundamental”, ha dicho. “La diferencia entre la Psiquiatría del niño y la del adulto es que en el caso infantil nunca hay una persona aislada a la cual hay que ayudar, sino un conjunto familiar que está sufriendo las consecuencias del trastorno”.

El diagnóstico del TDAH es “fundamentalmente clínico”, como ha explicado el Dr. Arango: “Hay que realizar una buena anamnesis, con historia clínica y exploración. También hay una serie de pruebas complementarias que me ayudan a descartar otros problemas, como un hipertiroidismo, por ejemplo, que explique esa inquietud o esa hiperactividad. En función de la historia clínica y de la exploración, hago el diagnóstico. Las escalas se pueden utilizar de cara al seguimiento, la evolución y la respuesta al tratamiento, fundamentalmente en los proyectos de investigación”.
 

“En el hospital tratamos los casos más complejos, por la  dificultad en el diagnóstico diferencial o por la falta de respuesta al tratamiento”.

“A veces los padres vienen a la consulta porque su hijo tiene un mal rendimiento escolar y en el colegio les han dicho que el niño se porta mal”.


“No podemos quedarnos nunca con un único informante, y tampoco en un único contexto. En el caso del TDAH es muy claro. Es un trastorno de los que llamamos externalizadores, que sale al exterior. Con la valoración del niño o de los padres solo no nos basta, sobre todo en los casos más leves. El niño puede estar perfectamente bien cuando ve la televisión, cuando está jugando, etc., pero, sin embargo, el trastorno se puede poner de manifiesto cuando el niño tiene que estar en el colegio durante varias horas sentado y escuchando al profesor. Hablar con los educadores no es siempre fácil, intentamos ponernos en contacto con ellos por teléfono, pero otras veces les mandamos un cuestionario”.

En cuanto al tratamiento, “es fundamental explicar al niño o al adolescente y a sus padres qué es lo que está pasando”, según ha dicho el jefe de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón: “Debemos decirles que hay una serie de abordajes que son fundamentales para mejorar el pronóstico. Por ejemplo, si el niño tiene problemas de atención, debe sentarse en la primera fila. De esta forma se pueden evitar las interrupciones, porque son niños que se distraen fácilmente. También tienden a ser desorganizados, por lo que hay que ayudarles a organizarse, por ejemplo, que utilicen las fichas para estudiar”.
 

“El trastorno se puede poner de manifiesto cuando el niño tiene que estar en el colegio durante varias horas sentado y escuchando al profesor”.

“Si el niño tiene problemas de atención, debe sentarse en la primera fila, así evitaremos las distracciones al resto de los compañeros”.


También los profesores deben estar informados de lo que le pasa al niño y saber que pueden equivocarse, por ejemplo, en una operación matemática no porque no sepa sumar, sino porque no ha prestado atención a esa suma en concreto. “El profesor debe valorar si ese alumno sabe o no sabe sumar, porque puede hacer mal un ejercicio por falta de atención”, ha recalcado.

Otro mensaje muy importante es el del sentimiento de minusvaloración, el sentimiento negativo que tienen muchos de estos niños porque están acostumbrados a escuchar: “No, lo has hecho mal, así no se hace”. Según el Dr. Arango, “tendemos a recalcar lo negativo, y es fundamental trabajar el refuerzo positivo, especialmente cuando se enfrentan a algo que les cuesta el doble o el triple”.

Respecto al tratamiento farmacológico, este especialista ha lamentado que la gente tienda a pensar que un fármaco que actúa a nivel del cerebro sea distinto a aquel que ayuda en otro tipo de patologías: “Los padres se muestran preocupados por los efectos secundarios, y en este sentido tenemos que poner la balanza. Realmente, el tratamiento farmacológico del TDAH es, con mucho, uno de los más efectivos en Psiquiatría y en Medicina, en general, supone una gran mejoría de la atención. Además, el efecto es casi inmediato. Los padres se dan cuenta enseguida si el chico está tomando la medicación. También lo notan los profesores y la familia, muchas veces desde el primer día”.

Además, el Dr. Arango ha advertido de las consecuencias que se producen cuando no se realiza un buen abordaje del TDAH: “Los casos no tratados de hiperactividad son un muy buen ejemplo de cómo podemos hacer prevención secundaria en Psiquiatría, en Salud Mental. La prevención secundaria consiste en evitar que se complique algo que ya está establecido. Sabemos que el 50 por ciento de los casos de hiperactividad no tratados acaban siendo trastornos de conducta, que pueden derivar en un trastorno antisocial de la personalidad, que, a su vez, acaban en la delincuencia, las drogas, la cárcel y otras serias complicaciones”.
 

“El tratamiento farmacológico del TDAH es, con mucho, uno de los más efectivos en Psiquiatría y en Medicina, en general”.

“El 50 por ciento de los casos de hiperactividad no tratados acaban siendo trastornos de conducta, que pueden derivar en un trastorno antisocial de la personalidad”.

 

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